En la vida diaria muchas veces estamos perdidos porque queremos lo que creemos que nos conviene y corresponde, pero así y todo no estamos seguros que vaya a funcionar como deseamos, el motivo de las dudas es significativo porque nos realizamos con un paradigma que no acomete una profunda reflexión para darnos cuenta, que ocupamos la mente hacia los demás, sin dejar un resquicio posible para preocuparnos por nosotros mismos, sólo lo haremos cuando las dificultades aparezcan en nuestro horizonte de la vida. Por lo cual al no tener luz propia para poder distinguir la biga que a veces se forma en nuestra mente por la forma de encarar la vida, los obstáculos nos abruman, y nos debilitan, solamente deseamos curarnos de las heridas que produce una mente negativa, que se miente a si misma, para salir airosa, y de que forma se puede salir, enfocando nuestros pesares hacia los demás. La noche tenebrosa  se solapa con nuevas inquietudes que no van a ninguna parte, haciendo más difícil salir de las dificultades que a veces creamos, por no estar serenos, y relajados ante las vicisitudes  de la vida, las cuales nos colocan en el punto de partida de los malos pensamientos. Hay que sopesar la elección que vayamos a tomar, porque nos puede encaminar hacia el precipicio de la inseguridad, o la madurez enaltecida de la mente. Una vez que hayamos percibido y vislumbrado un atisbo de luz, podemos encauzar  la búsqueda de la perfección, la cual nos será de gran ayuda para ir en busca de la verdadera felicidad. La inefable belleza oculta de la mente trasciende toda teoría intelectual, y toda la excitación emotiva, nos conducirá a la búsqueda de la perfección de la rectitud, siendo nuestro guía eterno, que iluminará el sendero que llevará al verdadero camino espiritual, siendo la experiencia acumulada de nuestra odisea de la vida, que nos dará la clave para poder realizar el ideal espiritual/humano. Para poder lograrlo tenemos que empeñar nuestra vida existencial hacia la progresión de la perfección de la rectitud, así la evolución tendrá sentido, para ir aprendiendo a transmutar las penas y alegrías de la vida en términos de eterna Verdad. Si podemos interpretar toda experiencia a la luz de nuestra aspiración, se podrá realizar dicho logro. De esta manera se va uniendo la mente hacia lo eterno e inseparable, de nuestro guía eterno de luz reparadora y creadora de armonía, equilibrio, honestidad, responsabilidad, pudiendo llegar a la misericordia. Entonces la percepción del dolor, la tristeza, y la soledad, se acogen racionalmente y sabiamente, y así elegir el indicador del camino que nos dará la fuerza necesaria, aunando el deseo real y cierto de nuestra verdadera aspiración en la vida, o sea la búsqueda de la FELICIDAD. También se tiene que experimentar personalmente el dolor y la aflicción, para luchar contra las dificultades, con nuestro propio esfuerzo, procurando que el alma se fortalezca, obteniendo un resultado realizable en nuestros anhelos de vida. Toda resulta de la libertad de pensamiento que la mente ha obtenido por estar encauzada hacia la realización de una vida que mejore nuestras aspiraciones, en comprender más a los demás, porque no hay ataduras físicas que minen la moralidad, la fe viva, la lealtad, altruismo, y la responsabilidad, para crecer hacia un entorno de perfección en rectitud. El cual enseña a no corrompernos, ni por las tradiciones,  costumbre y proselitismos. De esta manera nos  libertaremos de la suave brisa de las limitaciones, para estimularnos a la individual creación, y perfección, para saber ser, y no ser remedio de otro. Sólo así es posible purificar y transcender el YO, cuando uno mismo se encamina hacia la perfección de la rectitud, y no cuando nos sujetan las limitaciones que nos atan a las cadenas físicas, de las tradiciones y costumbres humanas, así como las innecesarias fórmulas y atavíos que juzgamos indispensables para nuestro bienestar para nuestro bienestar en la vida. Siendo libres totalmente, para depender de uno mismo, es cuando el halo de la felicidad interrumpe en la vida personal de cada persona que ha hecho correctamente los deberes intelectuales sobre la moralidad, la espiritualidad, y el altruismo, quitando todas las cargas negativas que el dolor no deja ver el daño que nos hacen todo tipo de vicios que nos maltratan cuerpo y mente, por el miedo individual, de no comprender la espiritualidad. De este modo se llega a ser feliz sin altibajos, haciendo que todo lo que rodea en la vida, se contagie de ese bien que se puede ver en la faz del rostro, y se percibe interiormente como un relámpago que nos abre mejor la mente y el corazón, en un alarde de comprensión, entendimiento, discernimiento, para comprendernos mejor, y a la postre a los demás. Deseo de todo corazón que lo expuesto ilumine a las mentes que se ocupen de leer lo manifestado. Gracias.

Categorías: Felicidad

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