MICAEL DE NEBADON – NUESTRO PADRE DEL UNIVERSO LOCAL DE NEBADON. Los paradigmas en las diversas civilizaciones humanas, se parecen y a la vez son distintos dependiendo de cada lugar,  donde se apliquen. Pero, a la vez,  carecen de la posibilidad de obtener la luz espiritual,  generadora del verdadero renacimiento, hacia una vida nueva, con la posibilidad de contactar con los espíritus ayudantes que tenemos en la mente mortal, los cuales facilitan los frutos imprescindibles para cada  mente, siendo una guía regeneradora del interior de cada persona, dando los frutos necesarios para la obtención del camino,  hacia la vida eterna, mediante la progresión de la perfección en la rectitud, moral, ética y espiritual. Por lo cual la verdadera fe viva, se reconoce cuando todos los diversos frutos, que componen la fe viva, se concentran espiritualmente en la mente mortal. El nacimiento de los universos no ha sido por causa de un Big Ban, si no por el AMOR Y LA MISERICORDIA, de una mente Infinita Universal, la cual pertenece al Padre Universal, que reside en La Isla del Paraíso, la cual es el centro neurálgico de todo lo creado, y lo que se sigue creando  . Porque del caos no puede resultar algo que  sea congruente y equilibrado. Más bien de una mente universal, la cual  sabe lo que quiere, y como lo quiere, para entregarlo a los valedores de dichos universos. Los cuales son un experimento hacia la superación individual en todos los ámbitos de condiciones de vida. Todo ello sirve a la organización espiritual, para su evaluación en la mejora de su evolución.  Por todo ello, en el planeta Tierra, o Urantia, en el lenguaje universal espiritual. Se creó el inicio para todo tipo de seres, para luego escoger los que representarían el verdadero inicio de civilizaciones  que irían  conformando los primeros pobladores,  hasta nuestra fecha. Pocas han sido, las que se han enriquecido de los verdaderos valores altruistas, morales y espirituales, para la obtención de una fe viva, que lleve hacia la vida eterna. Al no tener esa fe viva, la condición humana mortal, cree que llegará un colapso que sirva para la extinción de la humanidad. Pero el plan divino, tiene la paciencia, la humildad, el afecto y la misericordia oportuna, para que la creación humana no derive en un apocalipsis de destrucción de vida. El verdadero plan divino es la regeneración de la mente individual humana, hacia la perfección en todos los sentidos y ámbitos de la vida. El planeta Tierra, está incluido en el Universo Local, donde residen muchos más planetas los cuales tienen vida propia, pero diferente a la nuestra, y similar en muchos ámbitos peculiares de la vida. El auto otorgamiento de nuestro Padre MICAEL DE NEBADON, sirvió para darnos esperanza, al iniciar una nueva etapa de vida,  como Jesús de Nazaret, la cual reflejó su polivalencia humana y divina,  hacia la unificación en una  hermandad y fraternidad espiritual, para poder alcanzar por medio de la progresión en la perfección de la rectitud, la meta espiritual de la vida eterna. Las peculiaridades humanas, se rigen por las tradiciones, costumbres, hábitos, ritos, ceremonias, vigilias, cultos, misas, procesiones, romerías, fervores, vicios,   etc, las cuales no aglutinan, y no encauzan hacia un buen asentamiento mental responsable, sensato, honrado, honesto, con reflexión profunda, que lleve a una comprensión, con entendimiento, y discernimiento espiritual, porque  el libre albedrio está obturado por ser recurrente, al no  contener  inquietudes profundas, y transcendentes, que sean pertinentes,  para adecuarlas, y aunarlas a ejercer la rectitud espiritual.

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